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238 divina; porque así como nosotros no tenemos un con- fidente mas seguro de nuestros secretos, que nuestra propia madre, así Dios ha puesto en las manos de la suya todos los tesoros de misericordia, por tener en ella una entera confianza. Mas no ha hecho Dios depositario de los secretos de su amor al Corazon de María, para que estos tesoros estén ociosos, sino para que esta Se- ñora los distribuya como madre á los hijos, que ha en- gendrado al Padre celestial *: pues desde que consintió en ser Madre de Dios, no quiso éste obrar sin la inter- vencion de María en la salvacion de las almas. Así, cuando el cielo se reconcilia con la tierra, y es absuelta la humanidad del reato de la culpa, que la condena á las penas eternas, sale esta reconciliacion del Corazon de María: y cada vez que el pecador sea excitado por la gracia divina, para que se aparte del camino de perdi- cion: cada vez que sea santificado y reciba los auxilios necesarios, para perseverar hasta el fin en la amistad divina, se han de abrir las puertas del Corazon de Ma- ría, para que salgan de él estos favores de Dios. Levan- taráse el infierno, lleno de furor, contra aquellas almas, que, con los méritos de la sangre del Cordero sin man- cilla, son santificadas y libradas de su poder; mas, todos sus esfuerzos serán reducidos á la nada, coronando Dios las primeras victorias de su gracia con otras nuevas, que irán saliendo del Corazon de su Madre, en donde ha depositado cuantos auxilios y gracias ganó en su vida, y en su muerte y Pasion dolorosa ?. 1 In manibus tuis sunt thesauri miserationum Domini, el sola electa es, cui tanta gratia conceditur. (Div. Petr. Damian. Serm. 1. de Nativ. 2 Omnia bona, que illis summa majestas decrevit facere, tuis manibus decrevit commendare. (Div. Iidephons. in Cor. Virg. e. 15.)

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