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la por tanto al Señor, prometiéndole imitar á su Madre Santísima en el ejercicio de todas las virtudes. MÁXIMAS. Cuatro cosas aumentan la gracia de la devocion: acordarse de los pecados pasados , para llorarlos: tener presentes las penas eternas, para excitarse á obrar bien: considerar que está uno aquí de paso, para despreciar lo terreno; y mirar siempre á la vida eterna, para no tener afectos mundanos *. La devocion es hija de la meditacion. Si no pensamos en Dios, ¿cómo le ama- remos? AFECTOS. ¿Qué corazon se ha dedicado á Dios con mas perfec- cion que el tuyo, ó Virgen inmaculada? Es ese Corazon, despues del de Jesus, el mas inflamado en los ardores de la caridad divina, y él solo ama á Dios mas que to- dos los serafines juntos, y ha dado mas gloria á Dios en uno solo de sus afectos, que todas las criaturas raciona- les con todos sus actos. Yo os consagro mi pobre Cora- ¿0n, para que me inspireis devoción y ternura al Cora- zon del dulcísimo Jesus, que tanto se afanó por extir- par en mí el amor del mundo, y elevarme al deseo y á la posesion de las cosas celestiales. Tú serás mi guia y mi modelo en el amor divino, y en tu afecto hallaré aquel vino de deyocion, que alegra el corazon del hom- bre: y embriagado en tan celestial licor, echaré en olvi- do los deleites del sentido, se fortalecerá mi fe, se con- fortará mi esperanza , florecerá y se ordenará mi cari- 1 Div. Bernard. in Sententiis,

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