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199 que apenas toca Dios á la puerta de su Corazon, no hace como aquellas almas, que en la devocion buscan mas su placer, que el obsequio de su esposo divino; sino que le abre inmediatamente, sin esperar á que la diga el Señor que se levante, porque siempre se encuentra en pié, dispuesta del todoá complacerle y ásacrificarse por él. Es contínuo, activo y ferviente el ejercicio de sus virtudes, teniendo siempre levantado el estandarte de la fé, guar- dado el secreto del recato virginal, y pronto el obsequio de su devocion ': y aún no ha concluido Dios de decir- la, que quiere que se convierta en un holocausto, que arda sin cesar en el fuego vivo de las tribulaciones, Ma- ría responde inmediatamente, que puede el Señor hacer de ella lo que guste , porque es su esclava. Y en reali- dad, al aceptar María la dignidad de ser Madre de Dios, no era simplemente la gloria, lo que ella abrazaba con ardor, sino el oficio de coredentora que la venia al mis- mo tiempo, y con él una vida de tribulaciones y. dolo- res, y un conjunto de penas de corazon y de espíritu, bastantes para quitar de repente la vida á todos los hombres del mundo, si se repartiesen entre ellos ?. Bien claramente se ve que el Corazon de María no se entrega al ejercicio de las virtudes con otro fin, sino el de buscar en sus acciones la gloria de Dios: bien con- vincente prueba de esto tenemos, en la prontitud con que se desprende del mismo retiro y soledad, donde te- nia sus mayores delicias, y en el heroismo con que se separa, aun del mismo Hijo que era todo su consuelo, 1 Secretum verecundiw, vexillum fidei, devotionis obse quium. (Div. Ambros. lib. de Virgin.) 2 Tantus fuit dolor Virginis, quod si inter omnes creaturas, que pati possunt, divideretur, omnes subito interirent. Div. Bern. Sen. tom. 3. Serm. 61. a. 3. cap. 2
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