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194 acciones. Fué sin duda la Virgen María la maestra de los apóstoles, y la que enseñó á ellos y á los evangelis- tas los misterios de la concepcion milagrosa de su Hijo, su nacimiento, su niñez y puericia: mas de sí misma nada les dijo, sino lo preciso para que se supiese, que Dios habia cumplido sus promesas, mandando miserj- cordiosamente un Redentor á la tierra. ¡O modestia ce- lestial, propia solamente en su extension de la Madre del que, siendo Dios. se llamaba siempre Hijo del hom- bre, para darnos ejemplo de humildad! * ¡Qué elocuente es para nosotros este silencio de Ma- ría! Su Hijo nos dice, que resplandezca la luz de nues- tras obras delante de los hombres, para que alaben es- tos al Padre celestial *. Y, ¿cómo han de ver los hom- bres que nuestras obras son buenas , si el mismo Señor nos dice, que hagamos oracion retirados en nuestro apo- sento, no poniéndonos en público, como lo hacen los hipócritas, para que los vean los hombres? ? ¡Ah! Lo han de ver en nuestra modestia: porque las demas vir- tudes hemos de procurar tenerlas ocultas; mas la mo- destia ha de ser pública y conocida de todos *, y en ella confesamos paladinamente que somos cristianos, y nos gloriamos en este nombre. Se ha de presentar la modes- tia en la lengua, no dejándola moverse sin freno, y abs- teniéndonos de toda palabra que tenga, ni aun especie de mal: se ha de lleyar en los ojos, no presentándolos altivos y orgullosos, curiosos y lascivos, mirando sin distincion toda clase de objetos: se ha de manifestar en el modo de vestir, huyendo de la desenvoltura, de las 1 Maria ultra omnen nature modum'modestiam excoluit. Div. Chrysostom. Hom. in Epiphan. Domin.) 2 —Matth. cap. 5. v. 16. 3 Matth. cap. 6. v. 6. 4 Philip. cap. 4. v. 6.
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