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180 dole gracia para los pecadores. Aprendamos del Cora- zon de María á sufrir todas las penas con igualdad de ánimo: muchas yeces al considerar el heroismo de los mártires, envidiamos su suerte; y entre tanto, apenas los hombres nos contradicen ligeramente, ó nos hacen una leye injusticia, nos llenamos de ira, y aun prorum- pimos en palabras ásperas. ¡Miserables! Y, ¿querremos subir á la sublimidad de la escala que nos lleva al cielo, ni dar un paso en sus primeras gradas? Formemos pues la resolucion de sufrir con humildad las contradicciones pequeñas, y esto será una preparacion para que nos venga la gracia de Dios, á medida que las tribulaciones se presentan, y van siendo mas dolorosas. MÁXIMAS. Los males temporales , léjos de ser males, suelen ser cuantiosos bienes para el justo; porque con ellos se ob- tienen dos resultados admirables , que son el ejercicio de la virtud de la paciencia, y el aumento de la corona de la gloria. Todos padecen en este mundo, sean peca- dores, ó justos; pero aquellos padecen dos veces, por- que con su impaciencia duplican el dolor: estos ni aun padecen una sola vez; porque con su paciencia apenas sienten el mal. AFECTOS. O Corazon fuerte de María, que atrajiste el. Corazon divino y lo heriste con el dardo del amor, porque te conformastes en todos tus deseos y afectos con la yo- luntad divina: tú, ó Señora, eras siempre la misma, y no respirabas sino alabanzas y bendiciones al Señor en

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