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153 tan natural es al padre y al hijo *. Queria por tanto Je- sucristo que viéramos en su divino Padre, no solo al Criador, que nos sacara de la nada, sino al padre amo- roso, Que nOs miraba con una afectuosísima ternura; lo cual debia bastar para encender en nuestros corazones el fuego del amor *, y para que huyésemos de toda ofensa divina , prefiriendo antes todo daño , que romper el vínculo de caridad, que nos une al Señor. Era este, por decirlo así, el primer paso de los discípulos de Jesus en el camino de la elevacion de sus corazones á Dios, para llegar al grado mas sublime de esta union , que consiste en mirar á Dios, no solamente como á Criador y padre, sino como al esposo mas tierno , con quien el alma no forme sino un solo espíritu , como el esposo y la esposa no tienen sino un Corazon. Mas esto no suce- deria, hasta que no viniese sobre ellos el Espíritu Santo con sus dones: pues en aquel dia conocerían que el amor del alma á Dios tiene por resultado el ser amada del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, viniendo este á vivir en ella como el esposo con su esposa ?. Es este amor perfectísimo el último grado de la ca- ridad, al cual pocos son los que llegan en esta vida; pero, la Madre del amor hermoso empezó la carrera de su amor al esposo de las almas en el grado mas culmi- nante, á que no han llegado, no ya los santos despues de 1 Quum dicimus Patrem, charitas excitatur. ¿Quid enim charius debet esse filiis quam pater? (Div. Thom. Caten. in cap. 6. Matth., v. 9.) 2. Hoc est diligere Deum, quod nullo damno vel cómmodo velis eum offendere. (Div. Bonav. in-4. Dist. 16. art. 2. q. 1. 3. Si quis diligit me, diligetur á. Patre meo: et Pater meus diliget eum, el ad eum veniemus, et mansionem apud eum fa- ciemus. (Joan. cap. 14. v. 21 et 23.)

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