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10 cruz. «En ti, la decia San Eutimio, ó Vírgen, hemos colocado toda nuestra esperanza, en ti vivimos, y nos gloriamos y somos *.» Por mas que discurramos y pensemos, no es posible que sepamos la extension, la profundidad, y la sublimidad del amor que la Vírgen nos tiene: porque habiendo su Corazon amado á Dios con amor de Madre, se ha hecho semejante en cierta manera al de su Hijo: es inagotable en su afecto, en su Lernura, en su interés por nosotros, en sus gracias, y en sus misericordias, no porque sea infinito, ni inmenso, pues es una criatura, sino porque su Hijo la ha dado tanta caridad y tanta gracia, que basta para cuantos hombres haya, aunque fueran mas innumerables que las arenas de) mar. Así el citado San German la dirigia estas palabras: «Tú eres, ó Señora y Madre de Dios, la defensa de todos, la alegría de todos, el gozo vehemente de todos. Tú mi refugio, la proteccion de mi vida, mi defensa, mi gloria, mi esperanza, y mi fortaleza ?.» «Tú eres mi consuelo que me viene de Dios, tú sola eres el rocío divino que extingue el fuego que hay dentro de mí: tú con las gotas de la gracia das verdor á la aridez de mi camino, tú eres la lámpara de mi alma tenebrosa, la direccion de mi viage, la fuerza de mi debilidad. las riquezas de mi desnudez, la medicina de mis llagas in- curables, el paño de mis lágrimas, el fin de mis lamen- 1 Orat. de Zona. 2 De Present. Virg.
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