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135 mos lo que nos dice este Corazon inmaculado y obser- vémoslo , si queremos salvarnos. «El que se humillare. nos dice, será en gloria *; porque la oracion de los hu- mildes siempre agradó al Señor *.» Es este el docu- mento que debemos aprender del Corazon de María: si ella no hubiera sido humilde, de nada la hubiera servi- do el ser Vírgen: así nosotros, en vano querremos tener virtud alguna, si no la fundamos sobre la humildad. Para ser humilde , es preciso que cada dia pidamos á Dios que nos dé el conocimiento de nuestra miseria, y gracia para no ensoberbecernos, sea en las buenas obras que hacemos, ó en los dones que Dios nos hace; ni mu- cho menos pensemos que somos humildes, pues esto sería una soberbia oculta, que nos precipitaria en mil males. MÁXIMAS. No ha entrado en el cielo ninguno, que no fuese hu- milde; ni ha bajado al infierno ninguno, que no fuese orgulloso. Jesus dice á los hombres: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazon.» 3 Lucifer les dice: «Yo soy dios, y en el trono de Dios me sentaré.» * Pero, el humilde Jesus está sentado á la diestra de Dios en el cielo, y Lucifer yace entre cadenas elernas en el infierno. 1 Qui enim humiliatus fuerit, erit in gloria. (Job. cap. 22. v. 29.) 2 Humilium et mansuetorum semper tibi placuit deprecatio. (Judith. cap. 9. v. 16. 3 Matt. cap. 11. v. 29. + Ezeq. cap. 28. v. 2. a | | | ci tr

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