BCCPAM000524-1-33000000000000

114 grándose á él con voto perpétuo de virginidad, para que no solamente los pensamientos de su alma y los afectos del corazon fuesen una propiedad exclusiva de Dios ; quien los dirigia , sino tambien su cuerpo, cuyo domi- nio honesto podria dar á un esposo terreno en presencia del santuario, y con la bendicion de la religion, pues quiso que perteneciese enteramente al Criador, y no pudiese tocarlo jamás alguna criatura. ¡Ah! En cuaren- ta siglos de existencia, que la humanidad contaba, ja- más mujer alguna tuviera semejantes pensamientos, ni dirigiera al cielo aspiraciones tan puras, ni tan singu- lares *, Todos los actos de amor divino, que practicaba el Corazon de María, eran sublimes y heróicos; pues lo que forma la cumbre de la santidad en los mas inflama- dos Serafines, es el primer grado de virtud para María ?, Mas la resolucion de consagrar á Dios su cuerpo con virginidad perpétua es de una heroicidad envidiable á los ángeles, no solo por ser María la primera criatura hu- mana que, revestida de carne mortal, intenta igualarse con los espíritus soberanos, sino porque, al hacer este sacrificio perpétuo de sí misma, renuncia á la gloria mas deslumbradora , que venia dando vida y animacion á los corazones desde muchos siglos, disputándose su posesion todas las edades, y todas las generaciones. No hay que estrañar que ninguna doncella ofreciese á Dios su virginidad en el seno del pueblo escogido, cuando la gloria de cada familia era la prole numerosa, para que í Prima omnium virginitatem Deo dicavit. (S. Ildephons. Serm. 5. de Assumption. B. V. M. 2 Ubi ergo est summa plenitudo sanctitatis angelice, ibi semper Virgo Dei Mater prima sus sanctitatis jecit fundamenta. (D. Bern. Sen. t. 3. Serm. 12413.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz