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DÍA SÉPTIMO Hecho el Acto de Contrición, se dirá: Abrid, Se- ñor, etc., y la oración para todos los días Jesús amo- roso, etc., pág. 18. MEDITACIÓN De las crueles penas y aflicciones de que fué presa, por nuestro amor, el Corazón divino de Jesús. PUNTO PRIMERO Fué tan singular la Pasión de nuestro amable Redentor, fué tan acerba, tan pene- trante, tan intensa, afligió de tal suerte todo su ser, que hasta el mismo sacratísimo Cora- zón recibió todo un mar de sufrimientos tan hondos, de amarguras tan profundas y de penas tan intensas, que exceden sin compa- ración á todo cuanto puede comprender el ingenio más privilegiado. No quedó, pues, el divino Corazón, aunque resguardado y oculto en la caja del pecho, sin sus correspondientes dolores: antes bien, por ser él centro de la sensibilidad y del dolor y el punto á que con: -yergen todas las impresiones, fué el que más sufrió y padeció. Para sus pies y manos hubo