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8 — ble carnicería. Los golpes caían sobre la víc- tima sin tiento ni miramiento; al contrario, con increíble rabia, con ciego furor y fiero ensañamiento. Resultado: que los golpes lle- gaban no sólo á las espaldas, sino al pecho, á los hombros, al cuello y también al rostro, haciendo saltar de sus lugares los dientes y de sus órbitas los mismos ojos de la cara. ¡Júzguese por aquí cuál sería la violencia de los golpes y el furor de los atormentadores! Muchos morían en el suplicio. Y los quesalían con vida, ó la perdían presto, ó si la prolon- gaban y aun llegaban á sanar del todo, no era sino á costa de agonías mortales, sufri- mientos horribles y padecimientos espan- tosos. Pondera, por tanto, que. si estos efectos causaba en los reos á quienes se aplicaba, que eran de la clase más baja de la sociedad, y por lo mismo muy hechos al trabajo y al sufrimiento, qué efectos causaría en nuestro delicadísimo Jesús, que fué de una constitu- ción extremadamente sensible y tierna. Pues- to Jesús, cual inocente cordero, entre lobos carniceros, en medio de ferocísimos esbi- rros, le despojaron sin comedimiento de sus vestiduras, y atado á una columna, puestas las manos á las espaldas para herirle con ma-
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