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Poaeoet SS SEED ES A ONE, ie aaa 92 = oa - de! Espfritu Santo que dara testimonio de su divinidad ante el mundo timonio de su gue se prepara para crucificarle. divinidad. En efecto, después que los judios ejecutaron a Jesucristo en el ca- dalso y sellaron su sepulcro, cuando cantaban ya victoria y pensa- ban dormir sin sobresaltos, estando los discfpulos del Sefior todos juntos, vino un estruendo del cielo, como de un viento recio que co- rria, el cual hinché tuda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego que se asentaron so- bre cada uno de ellos; y fueron Ilenos del Espfritu Santo y comenza- ron a hablar en lenguas distintas segiin que el Espiritu les inspiraba; Téstimonio da- y apoderandose de ellos ese Espiritu de verdad y amor, apoderéndo- Pentecostés. se del que poco tiempo antes tembl6 ante una pobre criada, dijo diri- giéndose a la muchedumbre que Je rodeaba: Varones israelitas, oid estas palabras: Jestis Nazareno, varén aprobado de Dios entre vo- sotros en maravillas 'y prodigios y sefiales... a quien prendisteis y matasteis por medio de los infcuos crucificaéndole... a este Jestis re- suci16 Dios de entre los muertos... Sepa, pues, ciertisimamente fo- da la casa de Israel, gue a este Jestis gue vosotros crucificasteis, Dios ha hecho Sefior y Cristo. Este fué el primer testimonie dado por el Espiritu Santo a favor de Jesucristo. Y en aquel instante tres mil israelitas ceyeron de rodillas y confesaron con l4grimas que el crucificado era verdadero Dios. eS da- Pocos dfas pasaron y el Espfritu de verdad, sirviéndose del mis- Oo con la cu- . ‘. ss: ile racién del cojo mo S. Pedro, dice al cojo que solfa pedir limosna en la puerta del wei eta uerta femplo que Ilamaban la Hermosa: Ni tengo plata, ni oro: mas lo que del templo. fengo, te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levantate y anda... y salfando se puso en pie y anduvo y entr6 con ellos en el templo; y levantando la voz S. Pedro increp6é con estas durfsimas pa- labras a los Israelitas que se habfan congregado: Vosotros al Santo y al Justo negasteis y pedisteis gue se os diese un homicida: y ma- fasteis al autor de la vida, al cual Dios ha resucitado de entre los muertos, y otros cinco mil hombres abrazaron la ley de Jesucristo y proclamaron Dios a aquel que en parang6n con Barrabas, fuéle pos- puesto. . Los veinte si- Veinte siglos han pasado desde aquella fecha memorable en que los que lleva - le existenciala un pobre ajusticiado, agonizaba colgado de un madero; y desde esa Iglesia son - fecha hasta hoy el Espiritu Santo con portentos y milagros, convir- Soli caba? tiendo a débiles mujerzuelas o en Angeles del cielo 0 en heroinas su- blimes, trocando en sabios los hombres mas rudos. haciendo de los seres mas flacos instrumentos de su poder, no ha cesado de dar tes- timonio a favor de Jesucristo; y el orbe entero, a pesar del empefio del demonio, confiesa el dfa de hoy, como confes6é un dia S. Pedro: tu es Christus Filius Dei vivi. Atin nos da Jesucristo otra prenda y es el testimonio de los discf-

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