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87 y sus stiplicas por tanto seran despachadas favorablemente: e¢ non dico vobis quia ego rogabo Patrem de vobis. Ipse enim Pater amat vos, quia vos me amastis et credidistis quia a Deo exivi. Las palabras que sigue en el Evangelio son ya el ultimo adids a sus discipulos; en ellas da ya por terminada su misién sobre la tierra. Exivi a Patre et veni in mundun: iterum relinqguo mun- dum et vado ad Patrem. Tal debi6é ser la entonacién con que dijo estas palabras, tan divina su actitud que provocé una entusiasta profesién de fe. Dicunt ei discipali ejus: Ecce nunc palam lo- queris et proverbium nullum dicis. Nunc scimus quia scis om- nia et non opus est tibi ut quis te interroget : in hoc credimus, quia a Deo existi. : # Homilfa.—E| Evangelio del dia A. O. es uno de los mas consola- dores del afio. Cuando nuestra alma se halla abrumada bajo el peso del dolor o en trance angustioso, si recordarais la dulcisima promesa que nos hace hoy el Salvador: En verdad en verdad os digo gue el Padre os dara cuanto pidiereis en mi nombre; y el tierno reproche que nos dirige a continuacién, Aasfa ahora nada habeis pedido en mi nombre;y en fin el maternal empefio con que yuelve a repetir; pedid y recibireis; el balsamo del consuelo, una esperanza firmisima, un gozo celestial inundaré vuestro coraz6n lacerado, el consuelo, la es- peranza, el goZo del hijo que recuerda tener un Padre, una madre tan poderosos que todo lo puede, tan tierna y tan amante que nada le pue- de negar. Cristianos, victimas de la pobreza y dela miseria que no dispo- néis ni de un mendrugo de pan con que acallar el hambre de vuestros hijitos; victimas de la enfermedad, cuyos pasos no podeis detener ni con vuestro dinero, ni con vuestros desvelos, ni con la ciencia médi- ca; postrados en el lecho de dolor, cuando la familia reclama vuesiro jornal; cristianos que lloréis la ausencia de un ser querido que o lu- cha con la muerte en lejanas tierras, o vive de Dios alejado; cristianos a quienes aterra el pensamiento de la muerte o del infierno, levantad vuestras cabezas humilladas por dolores tau acerbos, escuchad las palabras de Jesucristo y grabadlas bien en vuestros corazones: amen, amen dico vobis, omne guodcumgue petieritis Patrem in nomine meo, dabit vobis. Usgue modo non petistis guidquan. Petite et accipietis. En verdad os digo, se os daré cuanto pidais al Padre en mi nombre, hasta ahora nada habeis pedido, pedid y recibireis y pensad os lo garantiza la verdad infalible, quien no se puede engafar ni puede en- gafiarnos; el que otorg6 a Salom6n no s6lo la sabiduria que éste soli- citaba, sino bienes de la tierra en abundancia, el que perdoné,la deu- Consoladora romesa del aivador: el Pa- dre os dara cuanto en Mi nombre _ pidie- reis y dulce re- proche: hasta ahora nada ha- beis pedido en mi nombre. Comportamien- to de Dios con los hijos que oran. _——

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