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59 fervenga enel trastorno de los cielos, en el cambio de régimen de las naciones, en los acontecimientos de Ja Iglesia, pero se imaginan que el Sefior no se preocupa de las cosas pequefias, de los actos buenos o malos de los hombres, de las enfermedades y de la salud. Contra estos se levanta David y después de llamarlos insensatos, les dice: gQué, e] gue nos ha dado los o/fdos, no oiré? gy el que nos ha dado los ojos, no vera? gno ha de llamar a juicio el que castiga a las naciones? La Iglesia cat6lica en el Concilio Vaticano condené a estos jun- to a los que niegan en absoluto la Providencia. Dios, dice, protege y gobierna por su Providencia todo lo que ha creado, alcanza to- do el mundo de un cabo a otro, a fine usque ad finem, y todas las cosas estan como desnudas y descubiertas a sus ojos: Segiin |a Es- criftura, nosotros estamos en nanos de Dios con todas nuestras pa- labras, nuestra sabiduria, nuestra accién. El hombre prepara su al- ma y Dios dirige sus pasos: no hay sabidurfa, no hay prudencia, no hay consejo contra el Sefior. Y nuestro Sefior Jesis descendia atin a més particularidades: Ved el cuidado gue tiene el Padre de los lirios del valle. Poco valen dos pdiaros que se venden por un cuarfo, pues ni uno de ellos cae a tierra, sin que lo disponga vuestro Padre celestial. To- dos los cabellos de vuestra cabeza. estén contados, no cae uno sin Ja voluntad de Dios. Y si Dios vela por un pdajaro ¢cudnto mas no velaré por un hombre? Y si vela por e! hombre en general ¢,cudnto no lo hara por el alma humana y por esos actos buenos o malos de los cuales pende su salvaci6n y su condenacion? Si Dios es Providencia porque es Creador y como es Creador de lo grande y de Jo pequefio, de lo necesario y de lo libre, de lo fi- sico y de Jo moral, también en todo interviene para conservarlo y dirigirlo a su fin que es su gloria. Si los reyes de la tierra no se cui- dan de las cosas pequefias de este mundo, es porque no las cono- cen, o si las conocen, no las aman, o si las aman no s\n capaces de gobernarlas. Dios en cambio las conoce a todas, porque es infi- nitamente sabio: Dios !as ama, porque es su Padre. Dios no se fatiga, porque no le es necesario multiplicar sus actos: le bast6é una mirada, una intenci6n, un deseo eterno y en ese acto qued6 determinado to- do el gobierno de Dios. Dios lo gobierna todo y lo gobierna con amor y bondad. Asi como Ia tierra encierra en su seno una gran ma- sa de fuego que siempre lucha por salir a la superficie, asf hay en el ser de Dios una cantidad infinita de amor que después de engendrar al Verbo y de producir al Espiritu S., se exterioriz6 en la creacion. Sumus, guia Deus bonus; somos porque Dios es bueno, porque el bien de Dios se ha difundido por el mundo. Todas las cosas partici- pan de esa bondad y cuando aparece una cosa mala como el pecado, Se extiende a las cosas pe- quefias. Sobre todo al hombre, Diferencia en- tre Dios y los reyes de la tierra.

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