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II Le 140 fir sin el amor al prdéjimo, porque sondos hermosisimas y aroméati- cas flores que nacen, crecen florecen juntas, el amor de Dios quedé6 reducido a un amor de labios, a un culfo externo, hipécrita, sin vida. Populus hic labiis me honorat, cor autem eorum longe est a me. Mat. XV, 8. Es decir que aquellos perversos doctores iban arrancan- do del coraz6n del hombre lo mas grande y noble y santo que hay en él, las dos flores que purifican y embalsaman el ambiente corrom- pido de este mundo, la fuente de donde brotan todos los heroismos, el fundamento de las acciones grandes y de los _ sacrificios sublimes, los dos sentimienfos que mas enaltecen y elevan al hombre y lo colo- can al mismo nivel que los Angeles y aun al mismo nivel que Dios; que esto y no menos es el fruto del amor a Dios y al préjimo. dos flores de. un mismo tallo El medio tinico Jesucristo que sabe todo esto y mide las consecuencias desastro- de salvacion 545 de doctrina tan perversa, aprovecha la ocasién que le ofrece un doctor de la Ley que se habia acercado a El con intencién de ponerle Elfprincipio y &7 Un aprieto y le habia preguntado insidiosamente: Maestro ¢qué fin de la Ley. es Jo gue he de hacer para conseguir la vida eferna?; aprovecha di- go, la ocasi6n para asentar esta doctrina que ha de serla salvacién del género humano y advertirnos que el medio mejor, el Gnico para asegurar nuestra salvaci6n, el mandamiento primero y principal de la Ley, y el fin Gltimo de ésta, es el amor a Dios: Diliges Dominum De- um fuum ex toto corde tuo, ex tofa anima, tua et ex omnibus viribus tuis, ef ex omni mente tua; pero que hade ir junto con este amor como dos flores del mismo tallo, como dos expresiones de un mismo sentimiento como dos caras de un mismo cuerpo, el amor al pr6é- jimo: ef proximum tuum sicut fe ipsum. Dees yore De suerte que no es posible amar aDios sin amar al préjimo y sin el amor al amar al projimo sin amar a Dios, como no es posible amar el original — y no amar la imagen, pisotear el retrato. De suerte que las palabras de S. Juan gue se engafia aqguel gue cree amara Dios y no ama al pro- jJimo | Joan. Il, 9, son el eco fiel de la doctrina de Jesucristo, De suerte que el odiar al prdéjimo, pisotearlo, calumniarlo, quitarle la fama desearle o procurarle males y por otra parte creer que se ama a Dios, porque se oye la santa Misa, 0 se ayuna, 0 se reza o se confiesa y comulga, es la mas grande y perjudicial de las ilusiones. Projimo es el Y prdjimo no es solo el amigo, el que nos hace bienes, el que enemigo. nos es simpético; es préjimo y debemos amar y, sino no amamos a Dios, el enemigo, el que nos calumnia, el que nos ofende, aquel que nos desprecia y se burla de nosotros, el que nos rob6 los bienes y nos quit6 la hacienda o la herencia; es prdéjimo el pecador, el enemi- Aungue no se go de la Religién. Asf lo ensefia Jesucristo y Jesucristo no puede en- predique hoy el Pidio al enemi- afar. Decidme por tanto sila leccién es importante y sies de su- go se practica. ma actualidad; porque ya sé que hoy no se predica ser licitoy eta Sin

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