BCCPAM000522-3-21000000000000

121 sé presentaron numerosos al pueblo judio, dandose aires de redento- ruben Ro = res y enviados de Dios. Pero no cabe duda que el previsor Jesiis pen- lién. saba en los tiempos futuros; tenia puesto corazén y ojos en sus cris- Jesas pensabe tianos, en nosotros tan faciles para ser engafiados, tan propensos a en | oncom ga creer cuanto se presenta con mascara de piedad y de_ bien; pensaba, . y nos previene contra los falsos doctores, contra los seductores que gobo wy g se prevalen de nuestra sencillez y bondad, de nuestra misma piedad, one a profetas falsos y seductores que encontraremos en todas partes, en partes. la escuela, en el taller, en la fabrica, en el tajo, en el circulo, en la ta- 5, todos tiem- berna, en la milicia, en las calles, en la plaza, en casa; en todos tiem- pos. pos, en la nifiez, en la juventud, en la edad madura, enla vejez y en En todas oca- todas ocasiones, en reuniones, en fiestas, en tertulias, en funerales... siones. Sigamos empero adelante. Hemos dicho que Jestis al pronunciar aquellas palabras pensaba en los escribas y fariseos, gentes que se habian sentado sobre la cétedra de Moisés, que se habfan arrogado el tftulo y derechos de maestros; y podemos concluir que Jesis pen- 1S ee saba en esos hombres, ignorantes las més de las veces de los més rudimentales deberes, que han enristrado la pluma, y se han sentado sobre la cétedra del periddico y de la novela y del folletin hoy tan es- cuchada y reverenciada que desprestigian la Religién, se mofan de la Iglesia catélica, calumnian al Sacerdote y al Religioso; y eso en nom- bre de la ciencia, del progreso, de Ja verdad y atin de la misma Reli- gién, del mismo Dios. Pensaba en los escribas y fariseos, gente hipé- crita, religiosa de labios, pero no de coraz6n, que se gloriaban de de- fender los intereses de Dios y de ser muy devotos y de observar los ayunos con exactitud y olvidaban lo principal, el amor, la caridad, la yo5 murmura- compasi6n para con el préjimo y podemos nosotros concluir que Je- dores. stis el buen Jestis pensaba en esos cristianos que en todas partes se hallan, capaces de comerse a besos las imagenes de los Santos, muy devotos y compungidos en los sermones, pero que no saben perdo- nar las injurias y que critican y murmuran y quifan la fama y arrastran por los suelos y sepulfan en el cieno el buen nombre de los préjimos; cristianos muy devotos, pero con una devocién inventada por el de- monio para desprestigio de la verdadera piedad. A. O. 4Quereis una sefial para distinguir entre el falso profeta y el verdadero, el maestro que engafia y el que ensefia el camino del cie- ‘Cdistaatiec te lo, el consejero bueno y el consejero perverso, entre el lobo y el cor- regia para ‘Gis dero? Jesucristo os sefiala una, y como de quien viene infalible: exa- tinguir el falso minad sus obras; examinad, si cumple la voluntad de Dios, es decir, sorter d ! ver- si observa los mandamientos de la ley de Dios y de la Iglesia, y como plimiento fe la estos dos mandamientos se encierran en dos: en servir y amar a Dios a “ oes y al préjimo como a si mismo; examinad, si ama al prdéjimo, si se sa- jimo: ; A * o2, la obediencia y crifica por él si defiende su fama, si perdona las ofensas; si ama a Dios amor al Sacer- dote. Se hes ne Ce aeetad — en

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz