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117 to que ni pensaban en volverse a sus casas, ni: en procurarse ali- mentos: /esus autem, convocatis discipulis suis, dixit: Mise- reor turbae, quia triduo jam perseverant mecum, et non habent quod manducent: et dimittere eos jejunos, nolo, ne deficiant in via. No parecié a los discipulos tan facil de realizar la determi- nacién del Maestro: Et dicunt ei discipuli: Unde ergo nobis in deserto panes tantos, ut saturemus turbam tantam? Et ait illis Jesus: Quot habetis panes? At illi dixerunt: septem et paucos pisciculos. Et praecepit turbae ut discum- berent super terram. Et accipiens panes et pisces, et gratias . agens, fregit, et dedit discipalis suis et discipuli dederunt po- pulo. Et comederunt omnes, et saturati sunt. Et qaod super- fuit de fragmentis, tulerunt septem sportas plenas. Erant - autem qui manducaverunt, quatuor millia hominum, extra par- vulos et mulieres. * * * Homilia.—E\ evangelista S. Mateo nos ofrece en el evangelio que Las frases del acabais de oir, una pintura sublime y encantadora del coraz6n de Je- enete coatees sts. Cada una de las Ifneas escritas en el evangelio, son pince!adas ¢! Espiritu San- to retrata la con que el Espiritu Santo retrata al Salvador del mundo para que del hermosura de conjunto de todas ellas, aparezca sublime y radiante y hermosa lafi- 3°": gura adorable del Salvador. A veces es su humildad que se pone a lavar los pies sucios de sus discipulos, o le lleva de tribunal en tribunal o le pone en parangén con uno de los criminales mds famosos de su época; es su modestia que se esconde, cuando quieren coronarlo por rey, es el celo por la gloria de Dios, es su sabidurfa, es su mansedumbre. Hay empero una virtud que campea en toda su vida, que aparece Hayuna virtud, | Ps Zé , 5 ; una perfeccién | en cada pagina y atin en cada Ifnea del Evangelio y que campea y apa- que campea en rece grande, encantadora, sublime en este relato;es su piedad inmensa, ae aoe su compasion sin limites, su fernura maternal; piedad, compasién, da una de sus ternura que prevee las necesidades antes de que sobrevengan; que se piedad 6a com* | preocupa de nuestro bienestar, cuando nosotros dormimos descuida- Le Ir | dos; que suefia con nosotros, cuando nosotros en todo sofiamos me- nos en El y en lo que nos conviene. A. O. No dirijais vuestras miradas tan solo alos judfos que ro- Los ciegos, tu- P llidos, enfer- deaban a Jesucristo, a los enfermos, tullidos, mudos, ciegos, sordos, mos, hambrien- hambrientos, descritos en el evangelio; dirigid vuestras miradas a to- tos ro : do el género humano, de quien aquellos eran un simbolo, una repre- lapels Soe a- sentacion;y dirigidla en particular a la pobre humanidad antes de la S venida de Jesucristo. Qué tal andaba de salud el género humano antes de Jesucristo, El género hu-
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