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mae a ene eee ae 102 mandamientos; y nada mas natural y legitimo, a. o. Cuantos aspirais a esa divina herencia, estais obligados a amar y amar con ternura, a- mar sobre todas las cosas a Jesucristo, estar dispuestos a perderlo todo, absolutamente todo, los bienes, la hacieda, la honra, la vida, antes que ofenderle; y como el mismo Jesds afirma, la prueba del a- mor son las obras, el cumplir su voluntad; que no se puede gozar de la tierra contra la voluntad de Dios y tener parte en la magnifica he- rencia que Jesucristo nos lega en el Evangelio del dia. DOMINGO SEGUNDO DESPUES DE PENTECOSTES S. Lucas XIV, 16-24. Unas sencillas advertencias seran suficientes para comprender el sentido de la hermosisima pardbola que se lee en el Evangelio del dia. Es la parabola del banquete, que algunos identifican con las bodas del hijo del rey, que refiere S. Mateo XXII-2. Hay comentadores que en el hombre que prepara al banquete, ven a Dios nuestro Sefior; en la sala‘del banquete, la Iglesia Santa; en los manjares, sus ensefianzas divinas y sus sacramentos; en los primeros convidados que no acuden al banquete, el pueblo judio; en los pobres, enfermos y ciegos, el pueblo gentil; en el siervo que convida, a los apéstoles. Para otros es una alusién clara y patente al banquete eucaris- tico, en el que se condena la apatia y pereza de los cristianos que no encuentran tiempo para recibir los Sacramentos, y la reproba- cién eterna a que se exponen. Hechas estas advertenc/as, facil es comprender el sentido de la parébola que es como sigue: Af ipse dixit ei: Homo quidam fecit coenam magnam et vocavit multos. Et misit servoum suum hora coenae dicere invitatis ut venirent, guia jam parata sunt omnia, Et coeperunt. simul omnes excusar. Primus dixit ei: Villam emi, et necesse habeo exire et videre illams rogo te, ha- be me excusatum. Et alter dixit: Juga boum emi quinque, et

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