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Cuando, poniendo mis ojos en lo que hago, veo á mi acción sobrevivirme y ser causa en su perpétua prolonga ción de otras y otras acciones, que á su vez se sobre- viven y se multiplican hasta el fin de los tiempos; cuando pienso que todas esas acciones juntas, que en mi acción tienen su origen, toman un cuerpo y una voz, y que, alzan do esa voz que toman, me aclaman no solo por lo que hice, sino por lo que otros hicieron á causa de mi, digno de galar dón ó digno de muerte; cuando todas estas cosas considero, me derribo en espíritu ante el acatamiento de Dios, sin acabar de comprender y de medir toda la inmensidad de mi grandeza. M. de Valdegamas. El punto del período en que el sentido queda suspenso, se llama también inciso, y la parte de cláusula separada por él, se llama miembro del periodo, como se nota al már- gen del ejemplo segundo. El periodo que tiene más de cuatro miem- bros se hace pesado y molesto para el lector. También es vicioso el exclusivismo por una clase de cláusula, ya sean simples, ya sean periódicas; lo mejor es usarlas mezcladas en- tre sí, para que el estilo no sea ni muy corta- do ni muy periódico. En toda buena composición los periodos y las cláusulas deben reunir las condiciones siguientes: unidad, pureza, energía y rotun- didad. La unidad consiste en que todas las oraciones y miembros que componen el pe- riodo tengan entre sí un estrecho enlace or- denado á esclarecer el pensamiento y evitar 4
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