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—219— ciglos y de la tierra, que es su voluntad que aquella ‘muger, we lo ha engendrado 4 é1, déndole el ser que tiene, sea la que engendre en su corazon 4 cuantos han de ser her- manos suyos por la gracia y coherederos de su gloria. (1) Y, al efecto, volviendo_ & ella sus dolientes y postreros— acentos, la mostré el discfpulo que estaba cerca de ella, diciéndola que desde aquel momento aquel discipulo era su hijo, (2) y dandola 4 entender que cuantos tuviesen la fe y el amor que él le mostraba, tendrian derecho como 61 & su afecto y solicitud maternal. (8) {Qué soladora é instructiva es esta palabra, itis el Redentor moribundo dirige 4 su Madre y al discipulo! No es solamente el secreto del Corazon de Jesus lo que se nos manifiesta en ella, sino lo mas fntimo del de su Madre, que, unida 4 él no solo con un amor inefable, sino con los mismos padecimientos que él sufria, estaba coope- rando al gran misterio de la redencion. Los sentimientos y afectos del Corazon de Marfa habian tenido siempre el mismo objeto que los de su Hijo; pues cuando lo engendré en su castisimo seno, empezé 4 regenerar 4 todos los que creyendo en él, se harian hijos de Dios: (4) mas, en aque- Ilos momentos, en que Jesus iba4 espirar, se cumplia en su totalidad la regeneracion espiritual del hombre 4 costa de los tormentos crueles, que arrancaban la vida al Redentor; — yla inmaculada Madre concurria tambien 4 esta gran obra, (1) Testabatur de cruce Christus, et testamentum ejus signabat Joannes. Div. Amb. in Lue. 23. (2) Joan, cap. 19. v, 26. uch Pho ille electus designat unumquemque fidelium. Dionisy. us, in Joann cap. 19. (4) Mater est vite, quia dum vitam. genuit, omnes qui ex e& yvie- - turi sunt, quodammodo regeneravit. Guerric. Abb. de Assumpt. 16

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