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— 217— 6 Seiiora mia; porque si te he ofendido, te pido esos tor- mentos como castigo: si te he servido, las imploro como ‘una merced. Y, jdonde est& tu piedad, si me niegas esta ia? ,Serds cruel p 0 tt, que eres tan benig- Oy coke amarga ta, nee pin dulce y pincagt /jAh! No te pido,6 Reyna ‘escelsa, el. sol que te viste, ni las estrellas que te coro nan; solo qi para mi corazon tus llagas: 6 quitame la vida, 6 dame esas _heridas, para que,yo ame & tu Hijo y 4 ti; pues no quiero: vivir, sino para amar, ni quiero amar, sino eres ta y tu Hijo el ob- jeto de mi amor. Dardos despedidos de la mano de Marfa, venid 4 0 i pecho, herid mi corazon; que vuestra herida me da vida, yvuestro dolor engendra amor; y este amor es mi recreo, mi fortaleza, mi gozo, mi esperanza, y ser& mi dicha y mi gloria por los siglos de los siglos. Asi sea. Oraciones y demds como el primer dia.