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oe — 209— RPEUTUS. wocennanting de Matiaan — del Redentor, no ste hay en tu casto-seno. 9 todas las. flores. de las delicias dé la maternidad ‘divina, |sino tambien el ajenjo de los sinsabores y la mirra de la’ indo, diste 4 tu amado Hijo el testimonio mas solemne y herdico de tu ternura, sino en los momentos de sus tormentos dolorosos? Vivias entonces toda entera en- las ‘Ilagas de Jesus crudificado, y el-corazon lleno de amor se convirtié en un inmenso peso de dolor. Miro tu corazon, 6 amabilisima Sefiora, y ‘no halloen él sino-hiel y mirra, azotes, espinas, clavos, eruz y lanza cruel. ;Ah! ;Porqué no tendré yo tambien el mio compenetrado todo con las llagas de Jesus, ya que las -recibié por lo mucho que me amaba? O Reyna de los mar- tires, sea tu mano la que delinee en mi corazon la pasion de tu Hijo: para que, 4donde quiera que vaya, considere que tiestabas siempre crucificada con él, y me anime 4 erucificar mi carne con sus vicios y concupiscencias para ‘poder decir con toda verdad: yo llevo siempre la mortifi- cacion de Jesus en mi cuerpo, para que su vida se manifieste en mi en la tierra, y su gloria en el cielo. Asi sea. - Oraciones y demas como el primer dia.