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<p sine - las virtudes del silencio, cuando tiene que alternar con el mundo, de la prudencia y moderacion, al yerse »obli- gada4 responder, y de la mortificacion de los sentidos exteriores, en los cuales lleva retratada una modestia desconocida, aun 4 los angeles. Y entre tanto, su cora- zon santisimo est4 meditando las virtudes del Seiior y sus misericordias, é inflaméndose. sin gesar en nuevos incendios de amor. . No hay un solo momento en que est. ‘ocioso el Corazon de Maria y en que no preste al Sefior el obsequio de su devocion, ora medite, ora trabaje, ora duerma. Porque sire- posa el cuerpo, esté en vela ¢l espfiritu; sida refeccion 4 aquel, mas es por sostener su vida, que por proporcionarle regalo; y si este se entrega 4 la contemplacion, mas es por conocer & Dios y arder como yictima en el altar del sacri- ficio, que por gozar de las delicias celestiales que la baiia- ban 4 torrentes (1). Asi es, que apenas toca Dios lapuer- ta de su Corazon, no hace como aquellas almas, que en la devocion busean mas su placer, que el obsequio de su espo- 80 diyino, sino quele abre inmediatamente sin esperar 4 ue la diga | el Sefior « que se leyante, porque siempre se en- cuentra en pié, toda dispuesta 4 complacerle y 4 sacrifi- carse por él, Es continuo, activo y ferviente el ejercicio de sus virtudes, teniendo siempre levantado el estandarte de la fe, guardado el secreto-del recato virginal, y pronto el obsequio de su devocion; (2) y aun no ha, concluido Dios de decirla que quiere que se convierta en un _holocausto (1) Cibns plerunque obvius, q ui mortem arceret, non delicias mi- nistraret. Div. Ambros. Lib. de Virg. on Secretum verecundiw, vexillum fidei, devotionis obsequium. Id. i
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