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de venia este portento? De ae admirable, y su- perior & todos los modos de la naturaleza, que la Virgen tenia en sus modales, en sus palabras, en sus miradas y en todas sus acciones. Fué sin duda la Virgen Maria la maestra de los apéstoles, y la que enseiié4 ellosy 4 los eyangélistas los misterios de la concepcion milagrosa desu Hijo, su nacimiento, su nifiez y puericia: mds de si misma nada les dijo, sino lo preciso para que se supiese : que Dios habia cumplido sus promesas, mandando mise- ricordiosamente un Redentor 4 la tierra. ;O modestia - celestial propia -‘solamente en su extension de la Ma- dre del que siendo Dios; se llamaba siempre Hijo del hombre para darnos ejemplo de humildad! (1) - {Qué elocuente es para nosotros este silencio de Maria! eo nos dice que resplandezca la luz de nuestras “obras delante de los hombres, para que alaben estos al Padre celestial. (2) Y, ;Cémo han de ver los hombres que nuestras obras son buenas, si el mismo Seifior nos dice que hagamos oracion retirados en nuestro aposento, no poniéndonos en pitblico como lo hacen los hipdécritas para que los vean los hombres? (3) ;Ah! Lo han de ver en nuestra modestia: porque las demas virtudes hemos de procurar tenerlas ocultas; mas la modestia ha de ser pablica y conocida de todos, (4) y en ella confesamos pa- ladinamente que somos cristianos y nos gloriamos en este nombre. Se ha de presentar la modestia en la lengua, (1) Maria ultra omnem nature modum modestiam excoluit. Div. Chrysostom. Hom. in Epiphan. (2) Math. cap. 5. v. 16. (3) Math. cap. 6. v. 6. (4) Philipp. cap. 4. v. 6. .

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