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DIA XXIV. TODO COMO EL PRIMER DIA. Modestia del Corazon de Maria. Aunque la hermosura del alma sea toda interior ¢ invi- sible en si misma, como esta tiene que vivir en el cuerpo, viene 4 ser este una especie de velo, por el cual se traspa- rentan las bellezas espirituales, asi como en un cuerpo did- fano sale siempre 4 la superficie el resplandor de la lus, que se halla colocada en su centro. Por eso el Espiritu Santo, al hablar de esta hermosura, al mismo tiempo que la llama interior, la describe con cosas que Haman por su naturaleza la atencion, como son el oro recamado en las fimbrias de las vestiduras y entretegido yistosamente con graciosas guirnaldas de flores escogidas (1). Porque en efecto: significdéndose en esta orla inferior realzada de oro. y ador-— nada de flores la earidad, la humildad, la. mansedumhre y las demas virtudes, ;Cdmo han de estar estas escondidas mucho tiempo teniendo por objeto 4 Dios, quees digno de ser amado por si mismo, y al prégimo en quien se ejercitan la humildad y la caridad por amor de Dios? Es este en rea- lidad el cardcter de las verdaderas, virtudes cristianas; vivir escondidas-como las violetas y derramar como 4 pesar suyo (1) Psalm. 44. v. 14.

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