BCCPAM000342-8-20000000000000

i aaa mento con que mantener la vida de nuestras almas. Pero considera, alma cristiana, c6mo correspondes al amor de tu pastor, y cémo te dispones 4 recibir- lo en la Eucaristia. ;N6 has resistido innumerables veces 4 sus silvidos dulcisimos con que te llamaba, robando con tus obras que eres ti aquella oveja lecsionsl quien gustan mas los pastos dafiosos de la carne, y la copa dorada de los espectéculos del mun- do y de sus vanidades, que la penitencia y austeri- cristiana, el retiro y la soledad, que son los pa- rages donde habita Jesucristo? O Dios mio, confieso humildemente que yo soy “esa oveja infeliz, que no ha oido la voz de su pastor: pero me pesa de haber correspondido tan malamente 4 vuestras bondades. Si alguna vez me indujere el enemigo 4 separarme de vos ni por un solo instante, heridme Seiior con el cayado de vuestra misericordia, castig4ndome para que no salga de vuestro redil, y me libre de tener que sufrir el suplicio de la vara inflexible de vuestra justicia el dltimo dia. ;Ah! Quiero sufrir todos los males, antes que perder el bien inefable de vuestra gracia en esta vida y de vuestra gloria en la otra. y + 5 <<: Frege TE eae tea PUNTO SEGUNDO. Siendo propio del pastor el conocer 4 sus ovejas, y teniendo estas el instinto de conocer 4 su pastor, de oir su voz, y de seguirlo 4 los pastos, es consiguiente que si alguna de ellas no participa de estas propieda- des inherentes 4 su naturaleza, serd muy facilmente vietima de alguna fiera del desierto. Y esto anaarae- ce en.las, eysus naturales y sensibles, es la viva im4- gen de cuanto acontece entre Jesucristo y nosotros,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz