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— habia de hacer 4sus ovejas es Jesucristo, pues el mismo dice de si y de su rebaiio estas palabras: yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mias me conocen d mi, 1 y yoles doy la vida; no perecerdn ja- mds, y ninguno las arrebatard de mi mano. * {Qué amor tan acendrado tiene 4 sus ovejas este pastor divino! Queriéndolas salvar de las garras del lobo infernal, baj6 del cielo 4 la tierra, y vino por los montes, atravesando collados: * pues desde el tro- no de su gloria descendié al seno castisimo de la Virgen, z desde aqui fué 4 recostarse en un pesebre, y al fin fué 4 fijar su morada en la Eucaristia, para estar desde alli mirando por las ventanas, acechando por las celosias, enseiidéndonos cuales son los pastos de la vida eterna, yahuyentando con su voz terrible al leon rugiente que intenta devorarnos. Mas si el amor de este pastor celestial es inefable, ;cudn inde- cible no es nuestra felicidad? Por nuestra parte nada podemos hacer sin el auxilio del cielo para la vida eterna, ni el mundo nos proporciona mas que espinas — més este pastor amantisimo nos lleva 4 os prados amenos de su Iglesia, y nos conduce por los collados de la inocencia, donde manan fuentes de leche y de miel, alejéndonos. de los lobos, dando 4 nuestros corazones paz y serenidad, curdndonos si estamos enfermos, venddndonos si estamos heridos, y preservandonos de todo mal. Ah! Si no tuviéramos tan 41a mano 4 nuestro dulcisimo pastor, 6 nos hubiéramos visto mil veces entre los dientes horrendos de la fiera del abismo, 6 hubiéramos perecido de inanicion, no teniendo ali- 1 Joan. eap. 10. v. 15.—4 Ibid. v. 28.—% Cant. 2. v. 8

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