BCCPAM000342-8-20000000000000

as FF at decir, amfndolo sin interrupcion, pues él nos ama- ba en la eternidad siendo Hijo de Dios, y desde que se hizo hombre hasta este instante no ha habido para él mas que un solo afecto hacia nosotros, y es el amor. y¥ je6mo nos excusarémos de no amar & Dios? Si no ayunamos, ni maceramos nuestros cuerpos por- que estamos débiles, no se nos pedira cuenta de ello: si no emprendemos largas peregrinaciones, ni vamos eargados de cilicios, podremos hallar alguna razon justa para no hacerlo: mas nadie podré excusarse de no poder amar & Dios, ya porque en ello no se fatiga el cuerpo, ya porque en este amor es feliz el alma. j;Ah! “ous mayor dicha puede darse que la de amar& Dios, y ser uno amado de Dios? ia) Para corresponder dignamente al amor divino, es preciso que hagamos para con Dios lo que ha hecho él primeramente hé&cia nosotros: pues en el exceso de amor quenos tiene, quiso imponerse 4 si mismo una ley, y fué la de permanecer con nosotros en la Euca- ristia hasta el fin del mundo, demostrandonos de este modo, que nos ama con todo su corazon y con todas sus fuerzas, ya que en este hecho halla un limite la misma omnipotencia divina. Por lo tanto, nosotros no solamente estamos obligados 4 amar 4 Dios, por- que el nos ha amado primero, ; sino que debemos amarlo como él nos ha amado, y de la manera - perennemente nos lo demuestra en el Sacramento del altar. ;Ah! ;Ser4 amar mucho al Sefior el observar sus mandamientos, 4 que estamos obligados por ser la hechura de sus manos, cuando él murié por nuestro amor, sin a ninguna ley le obligase 4 esta caridad heréica? jSeré mucho que dia y noche trabajemos 2 1 Joan. cap. 4. v. 19.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz