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— 112 — ‘su vida en la cruz, preparé todas las gracias necesa- rias para la justificacion del pecador, y para la per- severancia del justo, esté.en la sagrada Eucaristia repartiendo estos dones y auxilios 4 los hombres, y presentando perennemente 4 su Padre la sangre que derramé, ei que al pasar el fngel vengador por medio de los pecadores, vea esta sangre divina y pa- se adelante, sin que descargue un solo golpe de la espada destructora que lleva en su mano. ! jCudnta es la caridad y suavidad de este redentor amantisimo! Todos los hombres han pecado y tienen necesidad de la gloria de Dios: pero, ;habr4 uno solo que no pueda salvarse? Jesucristo est& diciendo 4 cada uno en la EKucaristia estas palabras que — ran amor y ternura: no temas, pues te he redimido: té eres mio. * Y ;quién perseveraria en el bien, si este salvador piadoso no le diese la mano? El mundo entero esté erizado de peligros, y cada uno de nues- tros adversarios conspira 4 labrar nuestra ruina eter- na, el demonio tendiéndonos lazos disimulados, la carne lisonjedéndonos con asechanzas fraudulentas, y los mundanos presenténdonos el aparato deslumbra- dor de sus falsas riquezas y glorias vanas. ;Ah! es- tos enemigos no tienen mas objeto que el imponer- nos las cadenas de la esclavitud del pecado; y si las tramas del demonio quedan eludidas, y la carne no prevalece contra el espiritu, 6 el mundo no nos enreda en el laberinto de sus demencias, se lo debe- mos todo 4 aquel que nos dice sin cesar: nada podeis hacer sin mi: * porque para que exista en nosotros la forma de su bondad, nos da incesantemente la gracia ’ Exod. cap. 12. vy. 13.—? Isai. cap. 43. v. 1.—* Joan. cap. 15, v. 5, -*

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