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= — amor. Por no decaer de la posicion en que te encuen- tras, 6 por llegar 4 ocupar una brillante entre los hombres, estés pensando dia y noche en aumentar caudales 6 en formarlos. ;Ah! ;Dénde est4 aquella doctrina que dice, que si agradamos al mundo no * somos dinctoston de Cristo? » ;Dénde Ja que nos en- sefia que no podemos servir 4 Dios y 4 las riquezas, : * y que no debemos afanarnos como los infieles en la adquisicion de cosas terrenas? 3 Quiz4s las has | echado todas en olvido. No basta aprender las m4ximas de Jesucristo para » ser su discipulo; es necesario ademd4s obrar, practi- ‘ cando sus preceptos: es preciso que nos resolyamos 4 oir con atencion su voz divina, y 4 cumplir exac- tamente cuantas palabras salen de sus labios. Diga el mundo lo que quiera, nunca habré armonfa entre su vanidad, su lujo desenfrenado y su disipacion y la escuela de Cristo; porque este es todo humildad, y el proceder del mundo viene todo de la soberbia de la vida. ¢ Renuncia pues 4 todo eso, alma mia, an- tes de acercarte 4 la mesa santa, y humilléndote an- te tu maestro, dile con dolor de haberle ofendido: O dulcisimo Jesus, me avergiienzo de la volubilidad ma con que he seguido las doctrinas vanas: pero renun- cio 4 las ensefianzas de los sabios y prudentes se- gun la carne, 4 quienes oculta vuestro Padre la su- limidad de vuestros documentos. Dadme, Sefior, vuestra gracia para estar entre los humildes, 4 quie- nes os manifestais con tanta suavidad, y para oir vuestra voz amorosa, y conformar con ella todas mis obras, y arder cada vez mas en vuestro amor. 1 Gal. cap. 1. v. 10.—? Mat. cap. 6.. v. 24——® Ibid. cap. 6. v. 31 y 32.—¢ 1% Joan cap. 2. v. 16. ° | en.
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