BCCPAM000342-8-20000000000000

— 107 — sefia, sin que lo sancione con su ejemplo: asi es que al responder 4 las injurias de sus enemigos, les pu- do desafiar 4 que le echasen en cara ni aun el peca- do mas leve: 1 y cuando iba 4 separarse de sus dis- cipulos, les enc»mendé que hiciesen siempre como é1 mismo lo habia hecho, pues les habia. dado ejemplo. : ;Ah! Cuando Jesus impuso esta obligacion 4 sus discipulos, acababa, de demostrar, de un modo espe- cial, que su escuela era la humildad, y que para ser su verdadero discipulo, era indispensable hacer lo qué él hiciera toda su vida, pues se habia humillado & si mismo hecho obediente hasta la muerte.s Y jha cesado por ventura este maestro celestial de practicar las virtudes que enseiié? jNo esté en la Eucaristia como en su cftedra de enseiianza diciendo 4 los hom- bres que acudan 4 él, y aprendan de él 4 ser mansos y humildes de corazon? ~Considera alma mia, qué contraste formas tii con tu maestro, 4 cuya escuela asistes, y con quien pre- tendes tratar con intimidad al acerearte 4 la comu- nion; te glorias de llevar en tu frente la sefial de cristiano, y practicas algunas obras de religion y pie- dad acudiendo al templo santo, y aun acercfindote alguna vez al convite de los escojidos. Mas no hay armonia entre estos actos de religion y tu modo de proceder en presencia del mundo: porque por agra- dar 4 los hijos del siglo 6 por complacerte vanamen- te & ti mismo, eres esclavo del lujo y de las vanida- des, permaneciendo quizd tu corazon duro é insensi- ble 4 la vista del pobre, en quien est& representado tu maestro celestial, que se hizo menesteroso por tu 1 Joan. cap. 8. v. 46,—? Joan. cap. 13. ¥. 15.—® Philip. cap. 2. v. 8. -

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz