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<ew- GH Eas propio Hijo, que es el primogénito entre muchos her- manos. } Bien se echa de ver en las acciones y palabras de Jesucristo, que lo ligan con los hombres vinculos sa- grados de indisoluble fraternidad, porque todo él no respira sino ternura, suayidad y amor con cuantos se acercan 4 su sagrada persona: mds, al instituir la Eucaristia, se deja ver mas claramente esta verdad, pues nos instituye en ella herederos de la gloria de su Padre, y coherederos con él mismo de todos sus bienes: ry todas las riquezas del Pa- dre estén en el Hijo;y cuando lo recibimos, jqué cosa tendré Dios que no venga 4 ser una posesion nuestra? Es é] ef ‘eaniteciomirado y solo poderoso, el que solo tiene la inmortalidad, y habita wna luz inac- cesible; * y al darsenos en la Eucaristia, nos entrega la prenda de la vida eterna: porque asi como el Uni- génito del Padre, despues de haber vencido las po- testades adversas, resucit6 de entre los muertos entré en su gloria, asi tambien nosotros hemos triunfar algun dia en él y por él, y tendremos par- te en la bienaventuranza que el Padre celestial da 4 los que por la virtud de su Hijo se han hecho hijos de Dios. ;Ah! ;Qué otra cosa nos signified Jesucristo, cuando afirmé que quien comé su carne y bebe su sangre tiene la vida eterna? > _ No hay bastante ae en el entendimiento humano para comprender cuantos bienos nos resultan de esta union, que hay entre el Hijo de Dios y noso- tros por haberse dignado darsenos como hermano: porque al vernos agravados con el peso de nuestras 2 Rom. cap. 8. vy. 29.—% Timot. cap. 6. v.16.—* Joan. cap. 6. v. 55. s
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