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Considera pues que este padre amoroso tiene dos. hijos, uno de los cuales pidié 4 aquel la hacienda. que le correspondia, y alejandose con ella de la casa_ paterna, se entregé 4 la disipacion y la gasté toda en liviandades y lujurias, : ;Eres t@ acaso este hijo que tantas amarguras causa 4 su padre por su in- atitud, y por la temeridad con que se espone 4 per- er su patrimonio y su yida? ;Dénde estin tantos bienes de naturaleza y de gracia como Dios te ha dado? Has malgastado los primeros, empleando tu entendimiento en aprender la ciencia enemiga de Dios, tu voluntad en amar las yvanidades, tus dotes corporales en servir al mundo y 4 la corrupcion, y_ has completado el tejido de tus ingratitudes, ausen- tandote de la mesa de tu padre, en que el mismo te. alimentay regala. O alma mia, esto eras ta, cuando no cercenar las modas yanas y las locuras 1 mundo, no querias acercarte al conyite de tu padre, y cuando senténdote en su mesa, no percibias la suavidad del manjar celestial, porque te deleitabas en las carnes nauseabundas de Hgipto. jAh! ;Cémo agradecerds 4 Jesucristo la gracia que te ha hecho en quitarte el amor del siglo, y en habérsete dado en alimento de tu vida? O Jesus, amor mio, dulzura mia, esperanza mia: vos sois mi padre, y confio en vues- tra bondad que no permitireis que jamfés mesepare + de yuestra casa, ni de vuestra mesa. ee PUNTO SEGUNDO. Estando ligados con Dios con relaciones tan inti- mas como son las de paternidad y filiacion, no pode- 1 Luc, cap. 15. y. 13.
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