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a NE ee DESPUES DE LA COMUNION. Jesucristo en la Eucaristia nuestro padre. ¥ ahora Seitor, tt eres nuestro padre, -y nosotros somos lodo, Isai. cap. 54. y. 8. PUNTO PRIMERO. s ‘ Nada hay que sea mas dulce para nuestros cora- zones, hi que ore un eco tan suave en nuestros oidos, como aquel labras con las cuales Dios se dirige 4 los hombres, llamandose padre de ellos, con- vidéndolos & su amor, : admitiéndolos 4 su trato intimo. Vo toqueis, les dice, cosas amancilladas: y yo os reeibiré, y yo os seré padre, y vosotros me sereis en lugar de hijos é hijas. 1 {Qué cosa hay mas tierna pa- ra el hijo que el amor del padre, ni mas amada para el padre que la vida de su hijo? M4s je6mo podremos pagar dignamente 4 Dios aquella bondad inefable que ha tenido en darnos el titulo de hijos suyos, cuando teniamos ya un honor infinito en habernos concedido ser sus siervos? Dispitanse los hombres en la tierra el honor de ser privados de los reyes, cuando lo consiguen, se tienen por los seres mas di- chosos: pero por mucha que sea la ambicion de un privado, ;podr4 ocurrirsele jamfs que llegard el caso de ser tratado por el rey como su propio hijo? ;Ah! Este amor tan gratuito y bondadoso noes propio sino 1 2. Cor. cap. 6. v. 17. y 18. Wi T i Hi oa as alli ia ail 1 ae ea Re 8 alae a

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