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65 dicion: y ¿quien sabe los suplicios que padecerá n? Honra á Dios con toda tu alma, y respeta á los sacerdotes (1). Dales su parte fielmente en los diezmos y primicias, y no te olvides qué ellos sen los amigos y domésticos de Dios (2), que lo ha- cen descender diariamente á sus manos para la santificación del mundo, los que con su absolu- cion abren los cielos al pecador arrepentido, y los dispensadores de los misterios de Díos (3). De esta manera práctica y sensible aprenden mejor á ser cristiomos, que no con palabras es- tériles y de ningun provecho. Conviene al mismo tiempo para esta educacion crístiana que asista á la escuela; pero no se fie ni descanse en la instruccion que den los maes- tros por buenos que sean , sino examine que es jo que allí se enseña, y como. Esto se hace pre- guntándole ul mismo pequeñito, y viendo si a- provecha, y aunque vea que adelanta, siempre es- téle dando documentos saludables y sencillos, co- mo va dicho, Cuarta. Cuando «cometa algun defecto, cor- (1) - Ecel.7.33. (2) Ad cor. 4: (3): 1bi,

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