BCCPAM000327-3-35p2d000000000
58 sejo de la carne y de la sangre, de los parien- les y cercanos, y aun de los mismos padres. El amor á los «hijos suele ser tan inmoderado que no los dejan separarse de sí para que vayan al clíustro, y si se tratá de alistarlos en el clero secular, ó de alguna colocaciun sagrada, es lanta la codicia de las cosas del mundo, puesta la a- tencion en las rentas de la iglesia, todo lo atro- pellan por tal de conseguir lo que intentan , sio dárseles cuidado ni de los fraudes mas rateros ni de las simonias y penas gravísimas en que in- curren, ni de poner á sus infelices hijos en un género de vida, que despues ha de ser muy age- na de la santidad del estado eclesiástico: para el estado del matrimonio no se toman comunmente otras medidas que las del honor mundauo, ó las de una esperanza lisonjeras de bienes transitorios, y por lo comun las del. atractivo de la hermo- sura y dotes personales. ¡Ay! ¿Qué le aprove- chará al hombre conseguir si fuese posible el mundo entero, si al fin pierde su alma? (1) Adviértase tambien que no conviene dejarse lle- var de los primeros fervores , y comprometerse con voto á este ó aquel estado sin consultar an- (y Ma 45 0. 25.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz