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52 ha emprendido su nueyva vida no ha tomado es. tedo, ¡a eleccion de este, como puato importan- tísimo, debe ocupar su primera atencion. En las peticiones, que le sugiera su fervor, clame siem- pre, y diga con san Pablo en los primeros mo- mentos de su conversion: «Dios mio, aqui estoy ya rendido 4 vuestros pies: ahora ¿qué quereis que haga? Decídmelo, Señor: inspirádselo á mi corazon, que eso y no mas es lo que yo quiero » Pidale- 4 su Mogestad que dirija sus pasos por la senda de la rectitud y de la justicia: este es el gran consejo que da Tobias á su santo hijo cuando le decia: «Hijo mio, pide al Señor que en. camine tus pasos, y que ostén fundadas en él to- das tus deliberaciones (1). ! Si alguno, sin consultar con Dios, se arroja á abrazar un estado del cual no se está en su ar- bitrio separarse despues, tendrá siempre que pa- decer mucho, y vivirá muy espuesto á perder su alma. Dios tiene destinadas gracias especiales, pro- porcionados á cada uno de lós estadosá que él mismo destina á la criatura: cuando esta. se co- loca por sí en otro, ya está fuera del órden de su providencia, en donde le aguardaban Jas gra- (1) Tob. 4.

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