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51 te, corra á abrazarse com Jesucristo crucificado interiormente , sosiéguese á sus pies diciendose á si mísmo : «Sí mi Dios está en una cruz, ¿por qué me he de quejar yo? ¿Dios me quiere asi...? pues hágase: su hijo soy: bien sabe mi tribula- cion: me ama infinitamente, ¿pues por qué me he de apurar yo? No, no quiero mas que lo que Dios quiera.» Cierta alma espiritual tenia para estos casos an crucifijo prevenido con una tarjeta á sus pies yde decia : ASISE AMA. ¡Breve palabra, pero ca- paz de animar al mas afligido! El que obra de esta manera adquiere grandes mérilos para la gloria, y vive siempre alegre y contento. gozando de suma paz y: tranquilidad. El que por el contrario no se resigna con la volun- tad de Dios, no hace otra cosa que redoblar sus desgracias y trabajos"; el debe padecerlos , quiera Ó no, y despues le queda que sufrir el castigo que se ha merecido con sus impacieucias y actos de ira. $ 14. Elegir estado santamente. Si el que ha hecho su confesión general, y

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