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39 s 10. La leccion santa. No hay una cosa lan perjudicial al conver- tido camo la leccion de libros profanos y ama- torios, El alma se llena de aquellas ideas, y no puede menos que adoptarlas cuando las recibe con gusto y con placer. Por el contrario , no hoy una cosa mas útil, ni mas apropósito pa- ra conservar el calor de la devocion, que un libro piadoso. «Cuando oras á Dios, dice el P. $. Ge- rónimo (1), tu. hablas al esposo de tu alma, y cuando lees, este Dios de amor le habla 6 li.» S. Agustin refiere Je si mismo su porlentosa conversion despues de haber luchado mucho tiempo con la gracía, y haberla combatido, de- jando:su- penitencia de un dia para otro. Oye una voz del cielo que le dice: «Toma lee, toma lec. Obedeció, tomó un libro sagrado, y en él le- yó tales palabras, que penetrándole de parte á parte el corazon, y deshecho en lágrimas , se rin- dió enteramente á los pies de Jesucristo.S. Ig- nacio de Loyola, fundador de la Compañia de (1) $. Hieron. Epist. 22 ad Eustaq.
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