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(1) El hombre es susceptible de aquellas impre- siones que mas se conforman con la fragilidad de nuestra naturaleza. Es muy facil que asocián- dose con el amigo (que siéndolo, precisamente es porque le agrada su trato) adquiera el mis- mo modo de pensar. Cuando se vea á un jóven que despues de haber oido la palabra de Dios se convierte; se retira de los amigos, y al cabo de algunos dias se echa de ver que vuelve á jun- tarse con ellos: ó alguoa jovencita, que en igua- les. circunstancias temerosa de que la tachen ó motejen llamándola beata, vuelve á juntarse con olras de su clase-que antes lo habian perjadica- do y distraido; cuyas conversaciones no respiran otra cosa que mundo, vanidad, amor á los tra- ges de moda, obsequios, cortejos y Cosas seme- jantes Ó peores; téngase por inevitable su cai- da y perdicion, por mas firmes que hayan sido sus propósitos de no ofender á Dios. La jóven que se convierte de veras, es una Magdalena á los pies de Jesucristo. Lo primero que hace es arrojar lejos de sí las redes de las almas , que son los vestidos al gusto de la moda, y el peinado de “la misma manera: el aire libre y marcial de (11 Ecelesiast. 13. 4.

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