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46 dos los hombres como hermanos unidos por les es- trechos vínculos de la caridad con nosotros mis- mos. No asi el.que ignora la doctrina de Jesu- cristo: no aspirará al abrazo de su Dios, pues no lo conoce; sn felicidad será el oro, y lo que roe la polilla, Ó lo que roba el ladrow: no tendrá o- tro amor que el suyo propio: los hombres todos serán para él objetos, 6 de edio, ú de fria in- diferencia; segun mas convenga al estado de sus pasiones. Hé quí un monstruo en la sociedad. El que sin el sólido cimiento de Ja religion trata de edificar, será: tan necío como aquel que fabrica su casa sobre la arena movediza: cae la lluvia: vienen los rios: soplan los vientos: la ca- sa se desploma; se arruina. Asi sucede en la con- version del que ignora la doctrina de Jesucris- to. Las lluvias de los placeres del sentido, los rios de las pasiones violentas, y los impetuosos vientos de los enemigos, que buscan nuestra perdicion, dan en tierra con todo el hermoso a= parato de sus lágrimas y conversion, verificándo- se eu su alma una grande ruina; porque ¿qué ruina meyor puede haber que la privacion eter- va de Dios? La esperiencia de todos los dias nos enseña ademas, que la ignorancía de Ja religión produce monstruos de libertinage y de impiedad.

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