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162 fué el que me hizo quedar oculto baje las es- pecies de pan para ser tu alimento, tu vida tu consuelo. Bien podia yo haberme olvidado de ti y dejarte en tu pecado, puesto que me habias si- do iograta: y aun Cuando quisiese regalarle y dejarte una memoria antes de morir, pudiera ha- berme contentado con otra fineza, otro regalo de los muchos que tengo á mi disposicion; pero no... que yo mismo eu persona quise ser regalo tuyo, para ver si de esa manera, entrando en tu pe- cho, podia ganarte á lí. Ea, vaya, déjame aho- ra que descanse un poco en lo interior de tu espírito. Alma. ¡Ay, que mi corazon se enciende en deseos de abrazaros!,, He aquí que me habla mi amado, y me dice: leván tate , apresúrate , amor mio, paloma mia, vente conmigo, pues ya pasó el invierno frio de tus pecados (1).*“ Ea, no quie ro detenerme mas; voy á echarte los brazos al cuello... voy á buscar el Amado de. mi alma: «Héle ahí (2), que ya viene saltando por cima de los montes de mis ingratitudes por el deseo que tiene de llegar a mí, venga, pues el Ama- do mio (3) 4 su huerto: y coma del fruto de (1) Cant. (2) 10. v. 3. (3) 1. 5. 1.

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