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153 mas que deberian ser inconsolables, suplidla Vos, Jesus mio, con la hermosa sangre que por mi amor copiosamente derramástess. Yo no me voy de aqui hasta que me perdoneis Nadie será ca- poz de arrancarme de tus pies divinos por mas que hagan. Ea, vaya, Jesus de mi vida, ¿no me decis nada,,? Mirad, Señor, que espiro de dolor: mirad que ya no puedo mas. Si... es verdad, soy un monstruo de maldad, pero ya no volvere mas á pecar. Yo os lo prometo asi ayudado de vuestra gracia. Primero me dejaré orrancar el espirito y la vida, que vuelva olra vez á-sepa- rarme de Vos. En esta inteligencia, de aqui no me aparto hosta que me echeis vuestra bendi- cion, y me digais aquellas palebras de sumo consuelo : Vete, hijo, ya tus pecados estan per- donados. ¡0 Jesus! O vida de mi alma! haced- lo asi para que perdonado en esta vida, meréz- ea los brazos etervos de vuestra gloria. Amen. OTRA ORACION, á ejemplo del hijo Pródigo. Padre, pequé contra el cielo y delante de Vos. Ya no soy digno de que nadie me tenga por hi- jode tam buen Padre. Soy muy desleal: muy