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113 una horrenda traicion y efensa que el e comete contra su Dios:.es una renovacion de su Pasion santísima, en cuanto está de parte del hom- bre; pues comete el pecado mortal, que fué la causa de que Dios muriera: es querer. despojar á Dios de su Soberania; es rebelarse la criatura contra el criador; el vil gusanillo contra un Dios Omnipvtente. ¡Av, alma mia! ¿Como te has atre- vido á cometer tan abominable maldad? No. sa- bes que Dios es tu Padre?... ¿que te ama con amor inÉnito?... ¿que ha criado para tí esos Ag= tros hermosos, esos Cielos, y cuantos bienes en- cierra la naturaleza?... ¿que ha dado su vida y su sangre para que no perezcas, y te salves?... ¿qué siempre te tieneen su mano, y hasta en su corazon mismo?... Pues si esto es asi, dime ¿co- mo has tenido valor para herirle en el rostro; volverle los espaldas, y hacerte del bando desu enemigo?... ¡Ay de mi! ¡Como no me-muero de pena! Alma mie, llora... no, no vuelves mas á pecar. Afectos. ¡Como Señor, me habeis podido safrir hasta aquí? Yo os he menospreciado... os he pi- sado... os he crucificado... os he vendido como Judas... os he azotado como los verdugos... me he burlado de yos... como los soldados del Pre- 8

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