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102 ee tu oracion, y cooseguir grandes beneficios: puedes hacerla en pié como el Publicano y San Estéban , postrado como muestro Señor Jesucristo y Santiago; hincado de rodillas como los Após- toles y los Santos; sentado como Elias en la cumbre de la montaña, y aun en la cama como el ciego Iseac, Jacob y otros.'* Se ora en cual- quier ocupacion en que se esté, como lo hacia Eliseo enel campo, y otros muchos en todos los negocios de la vida, sin escluir la noche de la boda, que parece la ocasion mas impropia, como la hizo Sara con su esposo el jóven Tobias á la vista del tálamo, La oracion la tenemos delante de nuestros ojos, porque ¿qué hace un pobrecito delante de un rico? -El enfermo ¿qué hace delante del mé- dico? ¿Qué hace un sediento delante de una fuente cristalina? Un hambriento ¿qué hace delante de una espléodida mesa? ¿Nu procuran el remedio de las necesidades, acudiendo á quien puede so- corrérselas ? Pues hagamos nosotros lo mismo cuando nos pongamos delante de Dios, y ya está hecha la oracion. Decidle á un pobre mendigo que es cosa difícil el pedir una limosna; decid- le á un enfermo que: no hable al médico, ni le manifieste-su enfermedad, porque es cosa árdua
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