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6 rarlo á penitencia, apenas llega á sus pies para reconciliarse con él, cuando á poco se arrepien- te de su arrepentimiento mismo, y se vuelve á sus antiguos pecados! Entonces sus hábitos vi- cioso3 adquieren una preponderancia tal sobre su alma que los obedece como el esclavo que sir- ve a su señor. El fuerte armado, el demonio de- salojado por la confesión sacramental, de la for- taleza: del alma, vuelve:á entrar, llevando consi- go otros siete espíritas, que son los que imperan so- bre log vicios ó pecados capitales, peores que el, y entrando habitan y se hacen obedecer alli co- mo los dueños en su casa propia, de donde es dificultosisimo - el. volverlos á arrojar: resultando de aqui que las costumbres de este infeliz sean cada dia peores y mas abominables. Un cristiano que solo deja la embriaguez, la Jojuria, la casa de la amiga para confesarse, y luego despues vuelve á las mismas causas de sus pecados, no conoce la religion que profesa, el riesgo á que se espone, y si continua reiterando estas caidas tiene ya sobre su frente la marca de la repro- bacion. ó. condenacion eterna de su alma. El va á insultar á Dios en el trono mismo desu cle- mencia, y como: á mofarse de su bondad y dé su temura.- Sedarido por +1 espirita. del error, y
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