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OLEG:\RIO DE BARCELONA EN VENEZUELA 329 Su «palabra» era una de las maneras de senrir al pueblo, mante– niendo firmemente la verdad, incluso ante los poderosos de este mundo. Era una palabra suave, pero verdadera y certera. Una palabra que nacía de su experiencia de Dios, del evangelio. Era por ello una palabra guiada por el amor, teniendo para cada persona la palabra oportuna y consoladora.27 Este fraile admirado por gente anticlerical y querido por sus feli– greses vivió y murió como «un santo». Y así lo consideraba la gente que lo conocía. Se ausentó físicamente, pero continuó en el corazón de la gente. Y ahora sigue intercediendo en el cielo por su pueblo. Así lo recogen esos versos latinos escritos en su lápida mortuoria: «Aquí descansan en la paz de Cristo los despojos del Rvdo. Padre Fray Olegario de Barcelona, quien nació el año XV de este siglo XIX, que ya llegó a su ocaso. / Por designio del Cielo, vino como inmi– grante a las playas de Venezuela el año 1842. / Frugal para sí y dadi– voso para los pobres, cumplió casi doce lustros entregado a la más divina de las tareas: ganar almas para Cristo. / No engreído en la prosperidad ni abatido en la adversidad, construyó este tempo de la Bienaventurada Virgen María desde sus mismos cimientos, hasta que el día consagrado a los Angeles Custodios (2 de octubre) del año 1900 levantó el vuelo placidísimamente, a los 85 años de edad, colmado de años y cargado de méritos, para unirse a la compañía de aquellos a quienes en la tierra había igualado en el candor, a los 85 años de edad. / Llora la Religión y llora la República haber per– dido a quien fue su protector y su ornamento». 28 VIII. CRISTIANO Y PASTOR FIEL A LA IGLESIA Primeramente, como quedó claro en el punto anterior, fue un pastor preocupado por sus ovejas. Es, siguiendo a su modelo Jesús, el buen pastor que tiende la mano al necesitado, abre asilos para los pobres, consuela a los enfermos, propicia la reconciliación del peca– dor con Dios, y a todos les habla del amor de Dios para con cada uno y con la iglesia, comunidad de cristianos. 27. Escribia Ameno<loro Urdaneta, conocedor <le! P . Olegario: « ¡Con cuánta dulzura Y unción nos hablaba! Con cuánto gusto le olamos y le veíamos... porque su palabra retemplaba nuestras almas en el amor de Dios. Mudo ya su santo labio... no le escucharemos más.. . su venerable figura ya no nos llenará de santo amor.. . ni ya los niños serán por él acariciados.. . ni los adolescentes aliviados... ni las lágrimas enjugadas»: Periódico La Religi6n (Caracas), 4 de octubre de 1900. 28. Traducción hecha por Cesáreo de fülMELLADA, «Con fray Olegario de Barcelona la iglesia de la Pastora llega a Parroquia», en La Pastora. 100 aiíos, Alcaldía de Caracas - Fun– darte, Caracas 1990, p. 38.

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