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86 OBISPADO DE LA HABANA. Nuestro muy amado hermano.en Jesucristo: Uno de los objetos que ¢on mayor particularidad tienen ocu- pada nuestra atencion es el Seminario de nuestra dié— cesis , del cual han de salir los Ilamados por Dios 4 regir y gobernar las iglesias parroquiales, y administrar en las feligresias respectivas los Santos Sacramentos, dando al propio tiempo 4 los pueblos que se les eneomiendan el pasto saludable de la doctrina, y, mas que todo, buen ejemplo de vida santa, cual conviene al sacerdote de la Iglesia catélica. Bien sabe V. que el Seminario es, como dicen las Constituciones del nuestro, la. casa noviciado del elero secular, donde los jovenes han de cimentarse en la virtud, y en cuanto es preciso saber para ejercer dignamente el sagrado ministerio, y donde han de ad- | quirir aquel bien, de que habla el Profeta Jeremias que se obtiene llevando el yugo del Sefior desde lajuventud. Pero es muy dificil sin una gracia especial del cielo que los alumnos de la Iglesia conciban. el espiritu de-su estado, cuando no hay cuanto se necesita para ello: y no se oculta 4 V., pues ha podido verlo que, si bien en nuestro. Sethinario existen medios adecuados para lo— grat aquel fin, mas no hay todos los que serian de desear para obligar4 los jévenes 4 la permanencia omnimoda en él edificio, por ser este poco amplio por ahora. No perdemos la esperanza de darle pronto mayor ensanche; pero, entre tanto, no podemos menos de deplorar los: incalculables males de que esta estrechez, es ocasion,¥ deseamos remediarlos. Siendo tan corto el edificio, y teniendo cada semina- ©

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