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7 chos, y aplicarlo a ley, segun sus atribuciones, que- dando la responsabilidad criminal, si se cometiere algu- na injusticia en esa detencion, para los ojos que vieron’ lo que no existia, y para la lengua que hablo lo que no era. jAh! Bien claronoslo dice Jesucristo: «Situ ojo fue- re sencillo, todo tu cuerpo sera hicido; pero si fuere tor- cido, todo tu cuerpo, es decir, tus acciones, sera tene— broso (1).». Hay que desengatarse: la intencion es el alma de las;acciones: si aquella es buena, la accion lo ; pero gcémo pueden salir operaciones buenas, de intencion dafiada? Pues de esta intencion habla. Jesu cristo en la analogia de los oF respecto de las aceiones corporales. _El Gobierno de la ‘ahelots ‘mans que yo fuese dete- -nido.en Cadiz, y 4 los pocos dias que fuese conducido a Madrid. YY gcémo no lo habia de hacer? Os hemos dicho que nuestro entendimiento cree lo que le anuncian los testigos oculares respecto de eventos efectuados en re- giones lejanas, y que, mediando las reglas del criterio, da su asentimiento, escepto cuando son tan absurdas é inverosimiles las:cosas anunciadas que repugnen: al sen- tido comun.. Pero hay. ciertos absurdos 4 los cuales se suele dar crédito 4 fuerza de oir. decir que existen, y, sobre todo, cuando se trata de algunas acciones del in— dividuo. En el édrden de la moralidad, gn6 parece un absurdo el decir que.un sacerdote es un ladron? ,N6 pa- rece una monstruosidad inconcebible, el afirmar que lo, es un Obispo? Pues bien: el Gobierno se vid en el caso de poder sospechar que vuestro Obispo lo era, y en. este concepto ordené mi detencion PorA, as, la xeniag de las cosas. » No hay que Jena aen qué se Ret aban estas sospechas, mis amados hijos: entre vosotros, y lejos de (1) Math., cap. v1, vers. 22.
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