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: ee ~ Cubriendo, por lo tanto, con el manto-de la caridad lo que debe estar encubierto , incumbe al .oficio episco- pal de que, aunque sin-méritos, estoy investido, pu- bli¢ar desde este lugar y en vuestra presencia quién es en toda esta complicacion de cosas el mas inocente, quién es entre todos los actores. de estas escenas el menos digno de‘eritiea. Es este, mis amados hermanos, — el Gobierno’ mismo-que me mandé detener. Todo go- bierno es‘un compuesto moral , cuyas acciones estén en una perfecta analogia con las de nuestro compuesto humano. Para juzgar nosotros de las cosas esternasy sensibles, necesitamos de las impresiones, que no llegan 4 nuestra alma sino por medio de los sentidos; para que tengamos conocimiento de hechos que no hemos visto , es preciso que una voz que.no es la nuestra nos los refiera; ‘y est4 en la esencia de nuestras operaciones intelectuales el juzgar de las cosas esternas segun nos. las representan los sentidos, y de las ausentes segun nos las relatan los que las han visto, dandoles crédito, &no ser que la relacion ‘sea tan claramente falsa y absurda, que sea conocida su inverosimilitud hasta por el criterio mas débil, pues entonces nuestro entendi- miento debe rechazarla. Pero, para que nuestro enten- dimiento pueda emitir un juicio recto sobre’ los objetos esteriores y sus propiedades cuantitativas y calificati- volar otra, concebida en estos términos: «Las noticias de la Habana, venidas por los Estados-Unidos, son muy malas; se ha descubierto que el Obispo de la Habana est en connivencia con los mere iay y que les envia cada mes seis mil pesos,» Hallandome. en Roma.e afio pasado, recibi una carta de un redactor de un periédico de esta capital, quien me decia que estaba subvencionado por pace indi- viduos de la Habana, y me nombraba al jefe de todos. Me decia que habian cometido tantasinfamias contra mi, que le causaba horror, y ue estaba dispuesto 4 publicarlas todas con los nombres de los c6m- plices; deciame que eran unos infames, pues habian suspendido la subyencion desde que sypieren, rai prision en Cidiz. Contestéle que sentia su posicion, que le agradecia sus ofertas, que no era justo ni ¢aritativo publicar Crimenes, ni mucho menos nombrar 4 nadie, y ane yo les tenia perdonados 4 todos, Conservo en’mi poder la carta y respuesta: aquella es de 7 de abril; esta del 15.
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